El consumo es la clave

Confianza del consumidor

Algo debe quedarnos muy claro a todos: la principal amenaza para México está en casa. Esta crisis externa podría haber llegado con México creciendo a tasas de 5% o más, con un peso fuerte, con finanzas públicas sanas, tasas de interés bajas, y un país que estuviera cosechando la inversión proveniente de reformas estructurales que fueron históricamente relevantes. Sin embargo, no fue así.

Tenemos un gobierno debilitado por sus propios méritos. La corrupción a todos los niveles e impunidad flagrante le quitan toda credibilidad. El manejo de las finanzas públicas ha sido el peor en una generación. Esta administración comenzó con un gobierno que tenía deuda pública de alrededor de 30% del PIB y lo dejará cerca de 50%; y con deuda pública de sólo 10% en dólares, proporción que se ha triplicado.

La inversión pública como proporción del PIB está en su nivel más bajo en casi 70 años, pero el gasto público ha aumentado. Después de la peor reforma fiscal de la que tenga memoria, las transferencias a estados y municipios estrangulan las cuentas federales, y sólo se ha logrado recaudar más, pero no mejor, ni con intención alguna de ganar competitividad para atraer inversión o de ensanchar la base de recaudación. La promesa de austeridad y disciplina en el gasto ha sido una falacia. La Presidencia de la República casi duplicó su gasto el año pasado.

En este contexto, no podemos perder de vista el reporte del “índice de confianza del consumidor” para enero 2017 del INEGI. No solamente se registró un nuevo mínimo histórico 69.3 puntos (-25.7% anual), muy por debajo del anterior 78.3 puntos de octubre 2009, sino que se llegó a tal nivel mediante la caída más pronunciada de un mes a otro desde que existe del indicador (-17.9% mensual). De hecho, los cinco componentes experimentaron caídas escandalosas, nunca visto antes. Las caídas de cuatro de los componentes fueron las mayores en toda la historia, mientras que tan solo una (sobre el momento adecuado para adquirir bienes duraderos) no logró establecer una máxima, pero por una sola décima. Los niveles de tres de los cinco componentes tocaron nuevos mínimos, que son la percepción del consumidor sobre la situación económica del país del presente y del futuro y sobre la situación económica del hogar en el futuro. Insisto, el tema es el indicador de consumo, no tanto el índice: una estrepitosa caída.

Unos días antes, el INEGI había dado a conocer el indicador de confianza empresarial, que también registró una caída exagerada. ¿Qué es lo que explica el gran pesimismo tanto del consumidor como del empresario? Entre los factores mencionados por algunos analistas están la llegada de Trump y la depreciación del peso. Si bien es cierto que estos dos factores explican la trayectoria descendente que tienen ambos indicadores desde hace un año, no la caída tan pronunciada de enero respecto al mes anterior. Fue el gasolinazo que incendió a la población a tal grado que hubo manifestaciones en todo el país y saqueos en muchas partes. Esto último fue la gota que derramó el vaso, que ya se estaba llenando desde tiempo atrás.

Ahora el gobierno enfrenta decisiones complejas. ¿Seguirá o no el ajuste al precio de la gasolina? Si sigue, su popularidad continuará en picada, lo cual les hace la vida difícil en las elecciones del Estado de México este año y presenta un escenario complejo al acercarse la sucesión presidencial. Si no sigue, pondrán aún más presión en las vapuleadas finanzas públicas y forzarán a Banco de México a ser más agresivo en el aumento en tasas de interés. Eso impactará directamente al consumo (y crecimiento) e incluso al crédito, que ciertamente estará menos disponible en las condiciones actuales. De cualquier forma está el riesgo de que las calificadoras reduzcan la nota crediticia de México.

¿Qué queda? Queda mostrar que sí aspiramos a ser un país serio. Dejemos de hacer tan fácil el ataque de quienes nos hacen ver como el país de instituciones frágiles, plagado de corrupción y profundamente desigual, terreno fértil para “bad hombres” y organizaciones criminales.

Lo que nos lleva a entender porque Andrés Manuel López Obrador, si no es la verdadera opción de cambio en México, por lo menos sí es el que lo plantea con claridad, no de hoy, desde hace 12 años, por lo menos.

@leon_alvarez