Como en los tiempos de Foxilandia

Enrique Peña Nieto

“Estamos satisfechos con lo que se ha hecho (en la seguridad pública)… Funcionó la estrategia”, Peña Nieto

 

Una vez más la realidad prueba la teoría y demuestra que es verdad aquello del eterno retorno nietzscheano: la historia se repite, una y otra vez, aunque con distintos nombres. Hoy, el turno fue para el presidente Enrique Peña Nieto y su muy particular visión de esa realidad.

Muy pronto el jefe del Ejecutivo se irá de vacaciones (26 de diciembre), pero antes de hacerlo quiso implantar, más que su propia percepción de la realidad (seguro es que no ve lo que dice que ve), una parte del guion propagandístico que su errático equipo de comunicación compuso para él.

Por principio de cuentas, el presidente celebró en días pasados: “por primera vez en la historia de México se crearon más de un millón de empleos formales en los primeros 11 meses del año; auténticamente este se ha convertido en el gobierno del empleo”. La Dra. Viridiana Ríos, doctora en Gobierno por la Universidad de Harvard, se ha encargado ya de poner a prueba la verdad de esta afirmación; baste solo un apunte hecho por la propia experta: “Lo que más me extraña, sin embargo, no es que se celebren cifras de empleo, sino que se empeñen en atribuir a las acciones del gobierno la generación de empleo formal”. (Su opinión completa en “Empleo formal en 2016, no tanto que celebrar”, Excélsior; 18 de diciembre de 2016).

Y aún hay más.

Durante la reciente sesión 41 del Consejo Nacional de Seguridad Pública (la última del año), el mandatario federal anunció: “los índices de violencia bajaron 20 por ciento; estamos satisfechos con lo que se ha hecho en la materia. Por lo que llamo a redoblar el paso y no claudicar”. Luego agregó: “funcionó la estrategia”.

La primera entre las posibles preguntas es: ¿cuál estrategia? Hay que hacer memoria. Eran los días iniciales del gobierno de Enrique Peña Nieto. El nuevo presidente, además de deplorar la fallida estrategia del panista Felipe Calderón en su guerra frontal en contra del crimen organizado, anunció un cambio de rumbo, un nuevo paradigma que sería puesto en marcha de manera inmediata. Entre las medidas propuestas una llamó la atención: los medios de comunicación debían cambiar su discurso informativo; ya no se haría más “apología” de la delincuencia organizada publicando –y publicitando- sus actos ilícitos. Al Ejecutivo no le faltaba razón: llegó el momento en que los medios se convirtieron en los mensajeros de la delincuencia. Entonces vino otra pregunta: ¿en qué consistió el cambio de rumbo para procurar la seguridad y hacer frente a la violencia homicida de los delincuentes? La respuesta salta a la vista por el peso de las evidencias: no hubo un cambio de rumbo ni prevención ni más inteligencia ni combate frontal ni se erradicaron las complicidades ni se abatió la impunidad… Al parecer, la sustancia de la propuesta presidencial fue: si no se habla de violencia, luego es que no hay violencia. El juego del avestruz.

Ahora, algunos números…

“El 2016 pinta ya para ser el año más violento en lo que va del sexenio del priista Enrique Peña Nieto. Los primeros 10 meses del año suman 17 mil 063 denuncias por homicidio en todo el país, el nivel más alto registrado durante ese periodo en los últimos cuatro años. En 2015, la cifra de asesinatos dolosos sumó 17 mil 034.

“El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer en semanas pasadas las cifras (hasta 31 de octubre) de la incidencia delictiva del fuero común. Los datos detallan que en octubre se registraron, a nivel nacional, mil 860 denuncias por homicidio. Aunque esta cifra representa una ligera disminución con respecto a septiembre –que sumó mil 976 asesinatos, colocándose como el mes más violento del sexenio–, el acumulado en los 10 primeros meses del año es el más sangriento desde el inicio de la Presidencia de Peña Nieto.

“De enero a octubre de 2013, según los mismos datos, este delito contabilizó unas 15 mil 483 averiguaciones previas; en el mismo periodo de 2014, sumaron 13 mil 149; y durante los 10 primeros meses del año pasado se registraron 14 mil 090.

“Con respecto al acumulado de enero a octubre de 2015, el delito de homicidio doloso registró este año un aumento del 17.05 por ciento.

“En comparación con el mismo mes de 2015 –cuando se registraron mil 439 averiguaciones previas por asesinato–, el pasado mes de octubre tuvo un alza de 23.1 por ciento al registrar mil 860 homicidios” (“Bajan 20% los delitos; funcionó la estrategia: EPN”, Noroeste; 21 de diciembre de 2016).

Hasta el IV Informe de Gobierno de Peña, y de acuerdo con datos del semanario Zeta, con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Inegi, procuradurías y fiscalías estatales, los homicidios dolosos en el país ascendían a 78 mil 109.

Además, de acuerdo con Santiago Roel, director del Semáforo Delictivo, en el primer semestre del año hubo un incremento del 17 por ciento en el número de homicidios dolosos, respecto al mismo periodo del 2015.

“Después de más de nueve años con esta estrategia de incremento de violencia en la guerra contra las drogas, cuando todos los indicadores son patéticamente negativos, ¿por qué tanta terquedad en una estrategia que no funciona? Ni nos protege de consumos (de droga) ni logra la paz”, cuestiona. (“Los ejecutados en el sexenio de Peña suman 78 mil 109”, Proceso; 7 de septiembre de 2016).

Finalmente, y de acuerdo con expertos en el tema, el sexenio de Peña Nieto podría, al menos, ser tan violento como el de Calderón Hinojosa.

Entonces, ¿qué es lo que celebra el presidente Peña? Lo mismo que han celebrado otros: su propia visión de la realidad, su propia percepción, su propio discurso… aunque haya, más que cifras, la evidencia de una verdad que no se puede controvertir: si es que hay una estrategia de seguridad, no ha funcionado. Aunque todo indica que no existe estrategia alguna, sino solo la continuación del grito de guerra que Felipe Calderón lanzó en 2006.

Antes fue Vicente Fox quien convirtió a México en Foxilandia; hoy es Peñanietolandia. La historia que se repite, aunque con distintos nombres.

@juanlosimental