Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del miércoles 19 de abril de 2017. Limpiar el sistema de corrupción es el reto… ¿Qué oculta el contrato de Pemex con Odebrecht en Etileno XXI? Las atribuciones extra legales de Karime Macías en Veracruz… ¿Cuál chile sí embona? ¿Antes de Duarte gobierno malo y después de Duarte gobierno bueno…?
Rayuela
Menos mal que con la caída del Muro de Berlín se iban a terminar guerras y murallas…
http://www.jornada.unam.mx/2017/04/19/
Limpiar el sistema
Isaac Katz, catedrático del ITAM escribe en El Economista sobre la necesidad de limpiar el sistema de la corrupción como una prioridad y no meramente de palabra: “Obviamente las noticias más relevantes de la semana pasada giran en torno a la corrupción: las aprehensiones de Tomás Yarrington y de Javier Duarte así como lo señalado por un directivo de la empresa brasileña Odebrecht sobre un posible soborno de cinco millones de dólares a Emilio Lozoya, exdirector general de Pemex. Estos tres casos se agregan a muchos otros que pintan lo sucio que es el sistema económico-político de México. No por nada, nuestro país se sitúa en el lugar 123 de 176 países evaluados en el Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional, con una calificación de 3.0/10. (…) Limpiar el sistema se dice fácil; sin embargo, hay al menos cuatro aspectos centrales que requieren ser atendidos. Primero, seguir adelante con la construcción del Sistema Nacional Anticorrupción designando el fiscal especial en la materia, así como los magistrados del Tribunal Superior de Justicia Administrativa. Tanto el presidente de la República como el Senado no avanzan al respecto, quizás porque lo ven como una amenaza a sus propios intereses y el de sus allegados políticos y empresariales. México no puede esperar más; el costo es enorme. Segundo, es imperativo promulgar una nueva ley de obras públicas que derive en un proceso más transparente y eficiente en la asignación de recursos públicos asignados a la construcción de infraestructura, así como a la asignación de contratos de proveeduría en las compras gubernamentales. La opacidad imperante en la actualidad es una fuente de desvío de recursos y por lo tanto de corrupción. Aquí, nuevamente, el Congreso no avanza. Tercero, es crucial construir una eficiente y transparente regulación de los mercados en los tres niveles de gobierno. Tener una regulación que le permite a quienes la administran interpretarla y aplicarla discrecionalmente, les permite actuar como buscadores de rentas extorsionando a los agentes económicos privados, sean empresas (en cuyo caso se apropian de una parte de las utilidades de las empresas lo que se traduce en menor inversión) o en el caso de las familias (en cuyo caso se apropian de una parte del ingreso familiar). Una excesiva, ineficiente y poco transparente regulación de los mercados es una de las principales fuentes de corrupción y acarrea un enorme costo para la economía. Cuarto, no hay que olvidar la corrupción que impera en la procuración y administración de justicia. Policías, ministerios públicos y jueces corruptos nos ponen muy lejos de un íntegro Estado de Derecho, uno en donde la ley se le aplique a todos por igual. Pero más allá de la impartición de justicia en el ámbito penal, también es imperativo atender la corrupción e ineficiencia que impera en los juzgados cuando se trata de que el Poder Judicial cumpla con su papel de garantizar el cumplimiento de contratos. Éste es, sin duda, uno de los eslabones más débiles del arreglo institucional lo que deriva en una asignación ineficiente de recursos productivos, así como en menor inversión y crecimiento. Habernos desenvuelto, como país, bajo un sistema sucio, ineficiente y corrupto ha sido notoriamente costoso y el resultado está a la vista: relativamente bajos niveles de desarrollo, altos niveles de pobreza y una alta inequidad en la distribución de la riqueza.
http://eleconomista.com.mx/foro-economico/2017/04/16/limpiar-sistema
¿Qué oculta el contrato de Pemex con Odebrecht en Etileno XXI?
Luis Miguel González, Director Editorial de El Economista escribe en su columna Caja Fuerte, sobre la opacidad en el contrato de PEMEX-Odebrecht: “¿Por qué no se transparenta el contrato de Pemex con Odebrecht e Idesa en la planta de Etileno XXI? Lo que se hizo del conocimiento público es un documento que muestra mucho pero tapa lo esencial: los párrafos que dicen cuánto etano se compromete a vender Pemex y a qué precio están “tapados” por un bloque negro. También se bloqueó la información que indica cuánto deberá pagar Pemex por daños y perjuicios, en caso de incumplimiento, y se dejó en la oscuridad lo relativo a las condiciones mediante las cuales el acuerdo se podría ampliar más allá del plazo original de 20 años. ¿Hubo corrupción en ese contrato firmado en febrero del 2010? Idesa y Braskem (filial de Odebrecht) lo niegan en un comunicado emitido el viernes 7 de abril. Su argumento de negación tiene una lógica circular: “Braskem Idesa ha aclarado que el acuerdo que firmó Braskem con el Departamento de Justicia de Estados Unidos en diciembre del 2016 no contiene ningún informe ni reconocimiento de irregularidad alguna en relación con sus actividades en México, incluyendo lo que respecta al contrato de suministro de etano celebrado con Pemex”. Cuando digo lógica circular quiero decir que para defender su rectitud e inocencia, Braskem Idesa apela a la palabra de Braskem (plasmada en el acuerdo con el Departamento de Justicia). El problema es que la credibilidad de Braskem (Odebrecht) ahora vale muy poco. La extensión y profundidad de sus actos de corrupción en toda América Latina le ha quitado autoridad moral. Tenemos el derecho de dudar de la palabra de Braskem-Odebrecht, pero no podemos afirmar que sea culpable en este caso. Por eso es tan importante transparentar plenamente el contrato. Ese documento está en el corazón de la operación más importante que ha hecho Odebrecht en México. El compromiso de abasto de etano por parte de Pemex fue clave para concretar una inversión de 5,200 millones de dólares, “la mayor inversión industrial privada de México en los últimos 20 años”, según el comunicado de Braskem Idesa. Transparentar el contrato implica “violentar” lo expresado en la primera página del mismo. Para justificar la opacidad se utilizan allí los artículos 13,14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información. Llama la atención, en particular, lo que tiene que ver con la fundamentación basada en el artículo 13 fracción III. Dice: “Esta información daña la estabilidad financiera y económica del país, al difundir información que ponga en riesgo la viabilidad del Proyecto Etileno XXI”. Resulta extraño leer que difundir la información pone en riesgo la viabilidad del proyecto. Hay recursos públicos involucrados por un periodo que abarca mínimo 20 años. Otra cosa: ¿vale la pena mantener la opacidad en las circunstancias actuales? Cuando se firmó el contrato, Odebrecht estaba en la cima de su credibilidad y la reforma energética no existía. En la oscuridad, lo único que avanza es la desconfianza”.
http://eleconomista.com.mx/caja-fuerte/2017/04/12/que-oculta-contrato-pemex-odebrecht-etileno-xxi
¿Cuál chile sí embona?
Julio Hernández López, en Astillero, del periódico La Jornada, escribe sobre los dichos del presidente al criticar a la ciudadanía por no reconocer la reciente captura de Yarrington y Javier Duarte: “Enrique Peña Nieto (EPN) recurrió a una frase de la picaresca mexicana para testimoniar su asombro ante la generalizada desconfianza que han provocado las aprehensiones de ex gobernadores, en particular la del veracruzano Javier Duarte de Ochoa: No hay chile que les embone. Si no los agarramos, porque no los agarramos; si los agarramos, porque los agarramos, dijo al columnista Francisco Garfias, según fue publicado este martes en el diario Excélsior. Las seis primeras palabras tienen en México significaciones coloquiales relacionadas incluso con lo sexual. (…) Que un chile embone, o no, se inscribe en México en un contexto de ensamblaje sexual. (…) El aprovechamiento de la peculiar frase de chiles y empalmes no solamente refleja una supuesta desazón extrema del principal ocupante de Los Pinos, es decir, un significativo abatimiento ante una incomprensión ciudadana generalizada respecto de esas acciones que él sería casi el único en valorarlas adecuadamente (el síndrome del Solitario de Palacio). En realidad, y más allá del contexto en que se produjo tal frase, constituye una línea de trabajo propagandístico que está siendo seguida con aplicación por un variopinto catálogo de opinantes en medios de comunicación, tratando de convertir en una especie de delito de pensamiento dudar de la narrativa gubernamental que pretende convertir las detenciones en mención, sobre todo la de Duarte, en una especie de homenaje histórico adelantado a un político mexiquense que habría dado fuertes golpes contra la impunidad de algunos de sus propios compañeros de equipo. La inviabilidad de que cualquier chile embone a los mexicanos está demostrada en los bajos índices de popularidad que las siempre discutibles casas encuestadoras asignan a la figura de quien ocupa la Presidencia de la República. Azoro podría causar que, en un contexto de amplia aceptación del ejercicio político de Peña Nieto, de pronto una acción aislada no fuese bien valorada por los ciudadanos. Pero, en México, es justamente lo contrario: excepcional es aquella medida del gobierno federal que logra superar la fundada desconfianza del público. Sin embargo, el peñismo y sus aliados panistas (el bipartidismo inducido del que ha venido hablando esta columna siempre picante) pretenden diseñar el futuro electoral a partir de un antes y un después de la detención de Duarte (AddD y DddD). Todo lo malo que hubo antes de la detención de Duarte debe ser borrado de la memoria colectiva para entrar de lleno a la nueva etapa, justa y justiciera, de los buenos priístas y panistas que celebran la aprehensión de una pieza propicia, el mencionado Javidú, y prometen instaurar el reino de la batalla triunfante contra la corrupción y la impunidad.
http://www.jornada.unam.mx/2017/04/19/opinion/008o1pol
La poderosa Karime
Raymundo Rivapalacio, en su columna Estrictamente Personal, escribe hoy en Eje Central sobre las atribuciones extra legales en el gabinete veracruzano de la esposa de Javier Duarte, parte de la historia que falta por contar: “En la carrera de Derecho en la Universidad Iberoamericana, Javier Duarte no era el estudiante mejor visto en la comunidad. Le decían “el apestosito” por su poca proclividad a la higiene. Tampoco le veían grandes luces, que era una de las razones por las cuales su compañera de clase, Karime Macías, no le hacía caso. Fue el trabajo celestino del amigo de ambos, Moisés Mansur Reynoso, el que persuadió a Karime que Javier era un buen partido. La relación que iniciaron en la universidad se convirtió en matrimonio y años después, en el gobierno de Veracruz, se transformó probablemente en complicidad. Karime huyó con su esposo en octubre, cuando se giró una orden de aprehensión en su contra, y sacó pasaportes falsos y entró subrepticiamente a varias naciones de América Central junto con Duarte. Pero cuando lo apresaron el sábado pasado en Guatemala y a ella no le presentaron cargos ni hubo petición de captura por parte de las autoridades mexicanas, la opinión pública se incendió. ¿Por qué no se pidió también su detención y extradición? El subprocurador de Asuntos Jurídicos de la PGR, Alberto Elías Beltrán, dice que por el momento no se tiene comprobado que hubiera sido beneficiaria de recursos públicos desviados por su esposo, pero que se tienen abiertas líneas de investigación para determinar si en la red de complicidades de Duarte también se encuentra su esposa. A Karime Macías no la pueden acusar de encubrimiento por haber acompañado a su esposo en la fuga de México, porque al ser familiar de primer grado ese delito no se le aplica. Pero si encuentran que ella recibió recursos de los 35 mil millones del erario por los cuales se está acusando al ex gobernador, el proceso tendría que ser inmediato. El caso de Duarte está lleno de opacidad y contradicciones. El subprocurador Beltrán (…) Omitió, o quizás olvidó, que esa averiguación sí existe en su contra, sobre sus padres y su hermana. Es la carpeta de investigación FED/SEIDF/UEIDFF/VER/001653/ 2016. Karime Macías no jugaba sólo el papel de la primera dama veracruzana que vestía y vivía dinero de los contribuyentes. Durante toda su vida con Duarte, fue una pieza fundamental en su estabilidad y acción. Si bien Mansur Cisneros era el operador de Duarte, Karime se involucraba en acciones de gobierno, llegando a darse el caso de encabezar reuniones de gabinete. (…) “Se sentía su estratega”. (…) La intervención de la primera dama veracruzana en el gobierno era amplia. Nombró como subsecretario de Ingresos al hermano de Córsica, su primo, Jorge Fernando Ramírez Macías, con una encomienda: amedrentar a los enemigos de Duarte. De esa forma, Ramírez Macías ordenó interminables auditorías con aquellos empresarios que estaban inconformes con lo que era, en ese momento, el gobierno entrante, y “sensibilizarlos”, como describió uno de ellos, que era mejor que aceptaran las nuevas reglas del juego. Karime Macías no fue nunca una figura pasiva en el gobierno. Ella era quien mantenía la vertical atrás de Duarte, discreta en público, pero enérgica e impulsiva en privado. Sus atribuciones, extra legales, son una parte de la historia que falta por contar de Duarte, aunque quizás menos graves si se comprueba que formó parte central en las actividades de su esposo.
http://www.ejecentral.com.mx/estrictamente-la-poderosa-karime/
“Javidú” y su blanca paloma
El papel de la esposa Duarte durante la fuga, así como a lo largo de su gobierno, es retomada en El Universal, el periodista Ricardo Rocha, escribe que: “desde luego que sería injusto acusarla de portación de marido prohibido. Pero no es su caso: Karime Macías Tubilla era el poder tras el trono […]. De familia rica, sorprendió a todos al fijarse en un simpático gordito de clase media baja llamado Javier Duarte cuando estudiaron y se graduaron en Derecho en la Universidad Iberoamericana; donde, por cierto, fungió de cupido su amigo Moisés Manzur que luego cobraría con creces sus gestiones. Más tarde, Karime haría una maestría y doctorado en la Universidad Complutense de Madrid en la especialidad de Asistencia Social. Todo indica que se trajo esos conocimientos para convertir en negocio tan noble propósito. Los cercanos refieren que Karime fue fundamental en la carrera política que […] llevaría a Duarte a la gubernatura […]. Poco a poco las mieles del poder endulzaron su ambición: armó un equipo de ocho ‘cerebros’ incondicionales en su propia oficina dentro de la casa de gobierno […]. Ahí mismo se fraguó todo un entramado de corrupción que incluyó a las celebérrimas 600 empresas fantasmas. Para soportarlo, Macías Tubilla hizo que ‘Javidú’ nombrara a decenas de parientes en cargos públicos que le reportaban directamente a ella […]. Sólo los muy torpes, los muy ingenuos, los muy necios o los muy interesados podrían negar que muchos de esos dineros del erario público veracruzano fueron a parar en la compra de mansiones en Estados Unidos, Centroamérica o Europa, lo mismo que en las tiendas de Nueva York donde Karime gastaba escandalosamente. Por esas y otras razones la gente en Veracruz está indignada porque, a pesar de la detención de Duarte, Karime y su parentela gozan de absoluta libertad […]A ver: Javier Duarte de Ochoa es el peor Gobernador en la historia de este país […]. Pero Duarte nunca —salvo ahora— estuvo solo. Tenía a su lado a la que él tal vez veía como su blanca paloma. Que así también la miran los señores del gobierno federal, aumentando la sospecha de lo que sería un histórico suicidio político: un pacto deleznable con la listísima señora Karime”.
¿Cuántos años de cárcel para Duarte?
Conforme van avanzando los días, la desconfianza por captura de Javier Duarte va en aumento, al igual que las preguntas en torno al caso, si bien el actuar de las autoridades al solicitar la extradición del ex mandatario veracruzano sigue siendo cuestionado por los ciudadanos, así como la falta de acciones en contra de la ex primera dama verecruzana, Karime Macías, la nueva pregunta que ha comenzado a hacer eco es: ¿cuánto tiempo pasaría en la cárcel el ex Gobernador priísta si llegara a ser encontrado culpable de los delitos de los que se le acusa?. Al respecto en El Universal, el periodista Salvador García Soto, escribe que: “la duda parte del escepticismo que provoca en la población las prácticas extralegales que históricamente hay en los juicios a figuras de la política, que rara vez llegan a prisión o a completar una condena porque son liberados, ya sea bajo fianza o por acuerdos políticos […]. Un análisis de abogados penalistas sobre los delitos de que acusan a Javier Duarte, tanto en la orden federal por delincuencia organizada y lavado de dinero, como en las órdenes estatales por enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber legal, tendrían penas máximas que van de los 14 años, en el caso de lavado, enriquecimiento y peculado, y hasta 30 años en el de delincuencia organizada que es el más grave. Las condenas, acumulables y purgables de manera sucesiva, llevarían, en el supuesto que a Duarte lo declararan culpable de todos los delitos que le imputan, a una pena total de cárcel por 72 años […]. A las sospechas se suma ahora otra: ¿por qué si el gobierno de Guatemala reconoció que Duarte entró de manera ilegal a su país, la PGR de Raúl Cervantes no aprovechó su situación migratoria para promover su inmediata deportación o expulsión, en términos de la legislación y tratados en esa materia? Era la vía más rápida y segura para traer al ex Gobernador a México e iniciarle de inmediato el juicio en el nuevo sistema penal. Pero en vez de eso, la Procuraduría decidió recurrir a la extradición, como si la estancia del político veracruzano en territorio guatemalteco hubiera sido legal […]. Y otra vez la suspicacia por ‘pactos’ o ‘estrategias pactadas’, porque con una extradición que aún puede llevar meses, el gobierno peñista parece seguir administrando el tema Duarte con intenciones muy distintas al “golpe a la impunidad” que presumen. Lo dicho ‘No hay chile que les embone’, dijera el estadista”.
¿Por qué el miedo a que hable Duarte?
Otra de las interrogantes del caso, es lo referente a la información que el ex Gobernador podría revelar respecto a la red de corrupción que lo protegió, entre otras cosas. Por ello en Milenio, el periodista Ricardo Alemán, se pregunta ¿Por qué temen que hable Duarte?, y el mismo responde que: “todos o casi todos los que hablan de Javier Duarte dicen […] que se trata de uno de los más grandes pillos de los tiempos modernos. Sin embargo, a muchos de esos que ‘de dientes para afuera’ mientan madres contra Duarte, repentinamente ‘les tiemblan las corvas’ ante la idea de que […] el ex Gobernador decida ‘cantar’ […]. Bueno, en una de esas, y hasta ‘el canto’ de Duarte es capaz de tirar una que otra candidatura presidencial, por decir lo menos. Por eso el miedo de muchos a que Duarte revele todo lo que sabe sobre la ingeniería financiera, política, mediática y electoral de un gobierno como el suyo, que fue diseñado milimétricamente para saquear dinero público […]. ¿Quién le teme a Javier Duarte? ¿Por qué le temen? 1. […] ¿Por qué el miedo de AMLO a que hable Duarte? […] Porque Duarte sabe la verdad sobre el explosivo crecimiento de Morena en Veracruz y otras entidades. […]. Claro, AMLO se cuidó de aclarar que si ocurre esa declaración, ‘nada es cierto’. Y, en efecto, nadie podrá probar nada de la alianza AMLO-Duarte. ¿Por qué? Porque una alianza como esa y sus costos políticos y económicos no la pactan ‘los machochones’, sino ‘los achichincles'[…]. 2. Como ya se dijo, Duarte diseñó una acabada ingeniería financiera para el saqueo de Veracruz. Los detalles de ese diseño involucran a servidores, empresarios, políticos y medios de comunicación de Veracruz […]. 3. […] Todos saben que un Congreso local es ‘par’ del Ejecutivo estatal. Por tanto, el Congreso debe ser contrapeso y sus funciones básicas son la transparencia y el combate a la corrupción […]. La complicidad es de todos […] ¿Dónde estaban senadores y diputados federales de todos los partidos, que representan a Veracruz, durante el saqueo? […] 4. Es muy grande el riesgo de un atentado contra Duarte […], sobre todo porque existen evidencias de vínculos con el crimen organizado […]. 5. Pero, sobre todo, el miedo a que el locuaz Duarte se convierta en “ventilador” […] se extiende a parientes y amigos […]. Del tamaño del saqueo que operó Duarte en Veracruz es el tamaño de sus enemigos y del miedo que tienen de que hable. Es del mismo tamaño del peligro que corre en una cárcel”.
¡Que lo deporten!
El debate sobre la deportación o extradición del veracruzano es abordado en el Excélsior, la periodista Yuriria Sierra, quien escribe: “que Javier Duarte no ha aceptado la extradición […]. Pasado el mediodía de hoy miércoles, Javier Duarte será captado por primera vez por una gran cantidad de medios de comunicación que desde la noche del sábado pasado, se han trasladado a la capital de Guatemala para ir en busca de las razones de aquella, su hoy ya icónica, sonrisa aún con las manos esposadas […]. Y es que al ex Gobernador se le tienen anotados en su expediente en nuestro país, los delitos de enriquecimiento ilícito, peculado, incumplimiento del deber legal, delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita y delitos electorales. Ésos, sólo algunos. Pero… ‘En Guatemala, se aplica desde hace varios años el sistema penal acusatorio que otorga al inculpado amplios derechos y obliga a los tribunales a probar con algo más que dichos y testigos protegidos, los delitos por los que se puede condenar a una persona en prisión […]”, escribía ayer Luis Cárdenas en su columna de El Universal […]. Bastante bien estudiadas se tendría las rutas de escape, por eso se dijo que otro de los destinos a los que pudo haber huido era Canadá, con quien México no tiene acuerdos de extradición. Esto quiere decir que si Duarte es extraditado a nuestro país, sólo podrá ser juzgado por los delitos por los que fue requerido por la PGR a Guatemala: delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Las otras acusaciones […] no podrían formar parte de su expediente ni de su sentencia […]. O sea, de llegar extraditado a México, a Duarte lo tendrían que juzgar sólo por dos delitos y no por todas las denuncias que tiene pendientes. Sería procesado por casi, casi nada […]. Por eso que algunos están pidiendo que a Duarte no se le extradite, sino que se le deporte, lo cual podría ser posible si es que se comprueba que entró de manera ilegal a Guatemala, lo que obligaría al país a ejecutar su ley de migración. El asunto es que, como sabemos, la PGR pidió ya su extradición, y hoy sabremos si Duarte acepta el proceso o decide pelearlo desde un tribunal de Guatemala”. http://www.excelsior.com.mx/opinion/yuriria-sierra/2017/04/19/1158457
«Javidú», ese priista
En tanto, en Milenio, el periodista Carlos Puig, escribe que: “el gobierno y sus voceros han mandado a poner el delirio de Javier Duarte en la caja de Andrés Manuel López Obrador. Sale. Lo que pasa es que los datos no dicen eso. Al menos los datos de la Auditoría Superior de la Federación […] diez, gracias a Leonardo Núñez. Estas son las observaciones al gobierno de Veracruz en tiempos de Duarte. En millones de pesos. 2011 47.6, 2012 en 9.4; 2013 9 mil 245.87; 2014, 14 mil 047.10 2015, 7 mil 704.30 en total 34,057.10 millones de pesos. Treinta y cuatro mil y cachito. Para quien no lo recuerde, 2013 fue el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto. El 2012 fue el último año de Presidencia de Felipe Calderón. Entre el dinero ‘observado’ en 2012 y el de 2013 por la Auditoría Superior de la Federación hay 98 mil por ciento de diferencia. Es decir. Déjenme, por hoy, creer en los datos, antes de creer en lo que me cuentan en un café. Lo que dice la Auditoría es que Javier Duarte se sintió comodísimo desviando dinero cuando llegó el PRI a Los Pinos. Y que en Los Pinos y su gabinete —todos priistas— estuvieron cómodos con las desviaciones de Duarte, porque la Procuraduría —priista— no se inmutó y otros siguieron yendo a saludarlo felices, mientras el estado se caía a pedazos. Nada se hizo contra Duarte hasta que una investigación periodística de Animal Político denunció una parte del abuso y, luego, el entonces candidato Miguel Ángel Yunes pusiera una denuncia frente a la fiscalía. Duarte se supo cinco años priista, parte de la nueva generación, según el Presidente, y así actuó. Nadie lo molestó. Todos disfrutaron. Y puede ser, no sería raro, pero no hay documentos que prueben, al mero final, que Duarte le dio una lanita a Morena para que el PRI ganara y, entonces, siguiera protegido. Y luego hay dos tuits de López Obrador. Tienen razón compañeros. Vamos sobre ‘El Peje’”.
Delfina en la mira
Con las elecciones por la gubernatura del Estado de México cada vez más cerca, los candidatos están al pendiente de cada paso de sus contrincantes. En Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que “en el PRI ponen cada vez más atención a la información sobre los recursos utilizados por Delfina Gómez, la candidata de Morena al gobierno del Estado de México, porque aseguran tener información respecto a la utilización de fondos provenientes de la Feria del Caballo de Texcoco, municipio del cual fue alcaldesa la abanderada de ese partido, así que buscarán que se aclare el origen del financiamiento a su campaña. ¿Será?”.
http://www.milenio.com/firmas/trascendio_nacional/Trascendio_18_941485889.html
Kate y el gobierno
En un tema que podría parecer viejo, en El Universal, el periodista Carlos Loret de Mola, retoma que: “en enero del año pasado, el día que fue capturado por segunda vez en este sexenio Joaquín ‘El Chapo Guzmán’, una línea del discurso oficial desató el jugoso apetito de la prensa […]. Cuando fue presentado ‘El Chapo’ a los medios de comunicación […], se informó que se descubrió ‘la intención de Guzmán Loera de filmar una película biográfica, para lo que estableció comunicación con actrices y productores’. […]. No fue casual la mención aunque no se tratara de lo central del mensaje. Había dos factores. El primero: la víspera de la captura, llegó al gobierno federal mexicano la versión de que estaba por publicarse en la revista Rolling Stone de Estados Unidos un artículo del actor Sean Penn exhibiendo que él se había reunido con ‘El Chapo’ y que los detalles del encuentro los había acordado con el capo más buscado del mundo mientras el famoso artista se hospedaba en Nueva York en el mismo hotel en el que se quedó Peña Nieto durante una visita a la ONU. El golpe iba a ser seco, brutal. El segundo factor, según mis fuentes: juntar la captura de ‘El Chapo’ con el mundo del cine fue una estrategia colateral diseñada desde Los Pinos para despertar más el morbo del público y a la vez complicarle la vida a una actriz que había irritado al gobierno por sus relaciones políticas y sus declaraciones antiPeña Nieto […]: Kate del Castillo. Desde ese instante, el gobierno nutrió la versión de que la actriz había cometido un acto ilegal […]. Ha pasado más de un año y el gobierno federal, que en un inicio declaró públicamente que indagaba qué de ilegal había en la relación Kate-Chapo, nunca presentó una acusación formal. Está claro que no tienen nada contra ella: ni un peso de Guzmán Loera en la tequilera, tampoco en la posible película que se planeaba sobre la vida del capo. Y contactar y reunirse con ‘El Chapo’ en la clandestinidad cae dentro del terreno laboral y personal”.
@loscabareteros