Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del lunes 12 de marzo de 2018. Meade no prende: el nuevo parte electoral sobre la sucesión presidencial, pinta peor para José Antonio Meade de lo que estaba al comenzar la intercampaña… La hora del partido “catch all”: la desafección política de la sociedad de la mano de las redes sociales explican el éxito de este tipo de partidos, vemos ahí a enojados, hartos, indignados y despechados… El tigre es peor que como lo pintan. El PRI en el Senado…
Rayuela
Suma y sigue con Corral. Presume de demócrata, pero sus hechos demuestran todo lo contrario.
http://www.jornada.unam.mx/2018/03/12/
Meade no prende
Raymundo Rivapalacio escribe en El Financiero y nos da cuenta de la última encuesta que se publicó en viviendas particulares en el país: “El nuevo parte electoral sobre la sucesión presidencial, pinta peor para José Antonio Meade de lo que estaba al comenzar la intercampaña. No se trata sólo de que permanece en el tercer lugar de la contienda, perdiendo casi tres a uno frente a Andrés Manuel López Obrador, sino que la cruzada en contra de Ricardo Anaya para arrancarle el segundo lugar, no la capitalizó. Pero hay elementos más graves aún: ninguno de sus mensajes logró penetrar en el electorado, ninguna de sus estrategias de precampaña resultaron exitosas –salvo el reconocimiento de nombre–, y se encuentra en una situación tan crítica, que incluso más priistas están dispuestos a votar por López Obrador que por él. La última fotografía tomada a la campaña presidencial, que se levantó del 24 de febrero al 2 de marzo mediante una encuesta en vivienda a mil 200 personas, realizada por Encuesta Ciudadana para Efekto TV y Capital Media, muestra que la carrera de caballos por la Presidencia fortalece a López Obrador, quien aparece con el 46% de preferencia efectiva, contra 29% de Anaya y 17% de Meade. Si bien es un indicador, no es lo más significativo del estudio. En forma dramática para Meade se ve que la embestida contra Anaya por el presunto delito de lavado de dinero, no le trasladó votos panistas, sino que se fueron con López Obrador. Si Anaya no tuviera posibilidades de ganar, el 14% de los panistas daría su voto a López Obrador, y sólo 6% se los daría a Meade. El rechazo a él sigue siendo enorme. El 34% aseguró que nunca votaría por Meade, que es 100% más de los que dicen que nunca lo harían por López Obrador, y 300% más de los que no lo harían por Anaya. Entre todo el electorado, Anaya es la segunda mejor opción con 23% de preferencia, seguido de López Obrador con 16%. Altamente significativo es que Margarita Zavala aparece en tercer lugar a con 13%, y Meade en cuatro con 9%. Las encuestas son más interesantes en las razones de la intención de voto, que los porcentajes en sí mismo de la carrera de caballos presidencial. Por ejemplo, queda ratificado que la estrategia de Meade durante la precampaña fue un desastre. El candidato oficialista elevó, como se pretendía, su reconocimiento de nombre (74%, el quinto más recordado por los electores), pero derrumba el argumento del presidente del PRI, Enrique Ochoa, que entre más lo conocen más convence a los votantes que crucen la boleta por él. La correlación de conocimiento con mala imagen va creciendo. En este nuevo estudio, sólo uno de cada cuatro electores tiene una buena imagen de él, mientras que cinco de cada 10, tienen una imagen negativa del candidato. (…) La gran paradoja que enfrenta Meade es que por ningún lado las cosas, según los estudios demoscópicos, le están saliendo. No convenció al electorado que es un candidato ciudadano, pero sí persuadió a los priistas. Hoy, el 10% de los priistas que votaron por Peña Nieto en 2012, lo harían por López Obrador y sólo el 9% por Meade. Un total de 16% se identificó con el PRI, pero únicamente la mitad votaría por él. Al pozo en el que se encuentra el candidato oficialista no se le ve aún fondo. Cierto, la campaña aún no comienza, pero los síntomas sugieren que el paciente está acercándose a la agonía.
http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/raymundo-riva-palacio/meade-no-prende
La hora del partido “catch all”
Samuel Aguilar Solís en El Financiero escribe sobre los partidos “atrapatodo” o “catch all”: Un partido político es un intermediario necesario para la vida democrática de un país, son de facto quienes rigen las instituciones de un gobierno y desde la oposición ejercen el contrapeso necesario formulando alternativas. (…) Los partidos ejercen funciones de socialización, organización y movilización de la opinión pública, de representación y articulación de intereses y de legitimación del sistema, además, sirven para el reclutamiento y selección de la élite política, la organización de las elecciones, la organización de los parlamentos y para la formación de los gobiernos. Después de la segunda guerra mundial y a la fecha, lo que prevalecen son los partidos catch all, partidos de corte popular en donde literalmente cabe todo el mundo, en donde la militancia no tiene ninguna importancia y su objeto principal es la competencia electoral; este tipo de partidos son los que han perdido radicalidad ideológica, con dirigentes políticos verticales y fortalecidos. Este tipo de partido “atrapalotodo” surgidos desde 1945 cuyo concepto fue desarrollado por el alemán Kirchheimer analizando al partido político alemán RFA distanciando de los partidos de masas como organizaciones cuyos miembros se identificaban y encontraban cohesión en torno a un eje ideológico fuerte, ya fuera por clase social o incluso de una religión. Este tipo de partidos se entiende a medida de que avanza el estado de bienestar, en donde los votos es lo importante y la ideología (si es que existe) es ambigua de forma tal que pueda atraer a un electorado diverso siendo que son dirigidas por una élite en torno aún liderazgo cuyo éxito va a depender del carácter carismático del líder devaluando el papel del miembro individual del partido, importando más el votante que el militante, buscando siempre al voto indeciso y cambiante. Vale la pena cuestionarse entonces si son realmente partidos políticos o meramente maquinarias electorales en donde se fortalece la ideología dominante del líder. Aunado a lo anterior, los partidos ‘catch all’ no promueven un cambio social sino que alimentan la crisis política y de partidos. Su fluctuación entre izquierda y derecha no sólo confunden al electorado, sino que llaman a la ambigüedad impidiendo la discusión y el ataque a la raíz de los profundos problemas de la sociedad de este siglo. Hoy vemos en México que los mensajes coyunturales sin fondo pero con mucha forma van ganando la aceptación recogiendo la insatisfacción por las duras consecuencias de la crisis económica, social, de impunidad y de seguridad que no ha tenido respuestas por parte de los partidos tradicionales. La desafección política de la sociedad de la mano de las redes sociales explican el éxito de este tipo de partidos, vemos como en su “atrapatodo”, toma el discurso de los enojados, de los hartos, de los indignados y también vemos incorporarse a sus filas s aquellos que ofrecen su capital político de despecho por no encontrar espacios de poder en otros partidos, todo suma y a todos suman, total, la oferta es el cambio, aunque sea de nombre y aunque sea un salto al vacío”.
http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/samuel-aguilar-solis/la-hora-del-partido-catch-all
El tigre es peor que como lo pintan
Jorge Zepeda Patterson escribe en el portal sin embargo, acerca de los dichos de López Obrador ara contener manifestaciones contra un fraude electoral: “Hace unos días publiqué un artículo en el diario El País en el que me preguntaba hasta dónde se atrevería a llegar Enrique Peña Nieto en su afán de hacer Presidente a su delfín, José Antonio Meade. La pregunta es pertinente a la luz del uso faccioso que el gobierno ha hecho de la PGR y de la Secretaría de Hacienda con tal de perjudicar a los rivales de su candidato, ubicado en un desesperanzado tercer lugar en las encuestas de intención de voto. ¿Se atreverá Los Pinos a imponer un triunfo del PRI cueste lo que cueste, fraude electoral incluido? Mi pregunta, que es la de muchos, dejaba en el aire otra interrogante, secuela de la anterior. Y en tal caso (fraude electoral), ¿qué es lo que harán aquellos a los que se les arrebate el triunfo? Este viernes Andrés Manuel López Obrador respondió de manera categórica: “Tengo dos caminos, ya lo he expresado: Palacio Nacional o Palenque, Chiapas. Si las elecciones son limpias, son libres, me voy a Palenque, tranquilo. Si se atreven a hacer un fraude electoral, me voy también a Palenque a ver quién va a amarrar el tigre. El que suelte el tigre que lo amarre”. Sin decirlo (no en esta ocasión pero sí en muchas otras), López Obrador está haciendo referencia a la tarea de contención que realizó en 2006 tras los comicios en los que fue derrotado en condiciones dudosas, por decir lo menos. Como se recordará, hace doce años el líder opositor perdió por una pestaña tras llevar amplia ventaja en las encuestas y padecer una jornada plagada de irregularidades, algoritmos postelectorales incluidos. En aquél momento muchos seguidores del tabasqueño concluyeron que habían sido víctimas de un fraude flagrante y quisieron actuar en consecuencia. Las corrientes radicales de la izquierda asumieron que el sistema les estaba negando el acceso al poder por vía pacífica y que la única manera de recuperarlo era a través de la violencia. Por menos que eso brotaron movimientos guerrilleros urbanos y rurales en los años setenta. López Obrador entendió que el país no estaba para desencadenar un alzamiento y mucho menos la represión que eso provocaría y optó por el plantón de Reforma como una vía para canalizar la rabia y la impotencia. Lo que muchos vieron como un acto rijoso e irresponsable fue en realidad una medida tan estratégica como inteligente para evitar un derramamiento de sangre. Pocos están enterados de los esfuerzos que debió hacer “El Peje” para acallar los tambores de guerra que atronaron entre sus filas. (…) La afirmación de López Obrador esta semana en la reunión de banqueros de Acapulco tiene pues un subtexto: “en 2006 a mí me tocó amarrar al tigre que soltaron en su afán de quedarse en el poder; si vuelven a hacerlo en 2018 tendrán que amarrarlo ustedes mismos”. O, en otras palabras, si quieren incendiar la pradera no seré yo quien la haga de bombero. Sobre advertencia no hay engaño”.
http://www.sinembargo.mx/11-03-2018/3395550
AMLO: tigres y guiños
Julio Hernández López, en La Jornada, también escribe acerca de los dicho de López Obrador en torno a amenaza de fraude electoral: “La frase generó explicables turbulencias: si las próximas elecciones fueran limpias y libres, y fuera derrotado, Andrés Manuel López Obrador se iría a La Chingada, su famosa finca rural de Palenque, Chiapas. Pero si se atreven a un fraude, me voy también a Palenque y a ver quién va a amarrar el tigre. Quien suelte el tigre, que lo amarre. Yo no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral. Así de claro. López Obrador había hablado en Acapulco ante directivos de la banca asentada en México, mayoritariamente controlada por entidades extranjeras. El discurso había incluido pasajes destinados a sosegar a ese segmento del alto capital, comprometiéndose el tabasqueño a no realizar actos lesivos para ese sistema bancario, aceptando como positiva su actual conformación accionaria (absolutamente favorable a las firmas no mexicanas), reconociendo que si los contratos en materia de reforma energética están bien hechos y no lesionan el interés nacional, habrán de ser respetados. Pero la parábola del tigre reavivó en esos segmentos, dominantes de la vida económica, política y social del país, el temor a que los comicios del próximo primero de julio pudiesen potenciar el actual hartazgo nacional y convertirse en catalizadores, con resultados impredecibles. El fantasma del fraude electoral tomó una forma felina y dejó en el aire cualquier suposición de que hubiese botones de control en esta ocasión si los encargados actuales de garantizar limpieza en ese proceso electoral permiten que se consume una imposición. En ese peculiar juego de vaivenes que está practicando AMLO, tratando de conjurar la campaña de descalificaciones que pretende asociar nuevamente su figura con eventuales desastres y desórdenes (como si la situación actual fuera de bonanza y buen gobierno), también aceptó ayer, al responder a la pregunta de un reportero, que ha lanzado un guiño especial a Enrique Peña Nieto, luego de que éste pronunció una frase presuntamente balsámica al decir que no metería las manos en el proceso electoral. López Obrador dijo que Peña Nieto sería bien recordado si cumpliera ese ofrecimiento y permitiera que los resultados electorales correspondieran a la auténtica voluntad popular. Un guiño al ocupante de Los Pinos que ha provocado, junto con otros gestos o posturas de apariencia conciliadora, el señalamiento, por parte de sus adversarios, de que hay un intento de pacto extraoficial entre el peñismo y el lopezobradorismo. Una parte del posicionamiento propagandístico de José Antonio Meade y de Ricardo Anaya contra López Obrador trata de contrastar los presuntos compromisos del priísta y del panista en cuanto a hacer justicia al parejo (Anaya incluso señalando expresamente a Peña Nieto como futuro blanco de esa ruptura de pactos de impunidad), frente a la amnistía general a la clase política que ha proclamado el candidato de Morena”.
http://www.jornada.unam.mx/2018/03/12/opinion/008o1pol
El tigre de López Obrador
Héctor Aguilar Camín, escribe sobre la metáfora del tigre de López Obrador, refiriéndola a los tiempos de Porfirio Díaz: “La metáfora del tigre tiene historia. Dicen que Porfirio Díaz dijo cuando empezó la rebelión maderista: “Han soltado un tigre”. El tigre resultó ser la Revolución de 1910. La metáfora de Díaz sugería que el tigre era incontrolable. El tigre aludido por López Obrador sugiere que puede ser controlado por el propio López Obrador. De hecho, dice haberlo controlado ya, al menos una vez. Supongo que cuando habla del tigre que domó, López Obrador se refiere a las elecciones de 2006, las cuales perdió por medio punto porcentual. En aquel año López Obrador gritó fraude, sacó a la calle a sus seguidores, hizo un plantón en la avenida Reforma y se proclamó presidente legítimo. Si aquello fue domar al tigre, fue una doma pírrica. Le quitó a López Obrador y a sus seguidores la posibilidad de cogobernar el país. Gritaron fraude, desconocieron al ganador, y le dieron al PRI, la tercera fuerza de aquella elección, el sitio de interlocutor privilegiado del gobierno. El argumento de López Obrador, todavía ahora, es que si no hubiera hecho aquella protesta, la ira popular habría alcanzado niveles de violencia dignos del tigre porfiriano. Si ese es el argumento que está en la cabeza de López Obrador, también debe estar éste: los mexicanos estamos en deuda con él, pues evitó que el tigre nos saltara encima. López Obrador advierte ahora a los mexicanos: no voy a controlar al tigre que viene. Si hay fraude en las elecciones de 2018, él se irá a Palenque, a esperar que otros amarren al tigre que desataron. Los mexicanos quedaremos solos frente al tigre, sin la protección del domador. Toda una metáfora”.
El PRI en el Senado
Jorge G. Castañeda escribe en El Financiero acerca de las encuestas telefónicas recientes de Massive Caller entorno al Senado: “En estos días circularán seguramente varias encuestas electorales que ofrecerán respuestas a varias preguntas: ¿Ha caído Ricardo Anaya, a raíz de la embestida del gobierno de Peña Nieto en su contra?, (probablemente sí, un par de puntos). ¿A quién ha beneficiado esa caída: a Meade, a López Obrador o a Margarita Zavala de Calderón?, (probablemente a AMLO, y quizás un punto a MZC). Mientras, debemos conformarnos con otros datos, tal vez más reveladores del conjunto de los comicios que tendrán lugar el 1 de julio. Recurro de nuevo a la empresa Massive Caller, ahora con cifras relativas a la elección de senadores, en una encuesta levantada la semana pasada. Le recuerdo al lector que Massive Caller utiliza llamadas “robot” a líneas fijas y a celulares, que se acercó más que muchas otras firmas al resultado del Estado de México en 2017, entre otros aciertos, y que han acreditado su trabajo como otras empresas. Conviene subrayar también que los senadores en México son electos con una triple fórmula: unos (aberrantes), de representación proporcional o lista; otros –dos en cada estado– por mayoría relativa, y otros más de primera minoría –uno por entidad. Los números de esta encuesta son aterradores para el PRI. De las treinta y dos entidades del país, el PRI se encuentra en primer lugar, es decir, donde podría elegir a dos senadores… en ninguna. Ni siquiera en sus antiguos bastiones, como el Edomex, Hidalgo, Campeche y Sonora. En estos se aproxima al primer sitio, pero no llega. De mantenerse esta tendencia, el PRI no elegiría fórmula completa en ningún estado: una debacle. Peor tantito, sólo alcanza el segundo lugar en diez entidades: Campeche, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Yucatán y Zacatecas. De ocupar ese sitio en las diez el día de la elección, el PRI acabaría con sólo diez senadores de mayoría y, en el mejor de los casos, otros seis o siete más: una bancada raquítica. Hoy tiene cincuenta y cinco senadores, para comparar. Pero aún hay más. En las diez senadurías de primera minoría, el PRI únicamente arroja una ventaja de más de cuatro puntos porcentuales en Campeche, Sonora y Tabasco. Ni siquiera en Hidalgo, cuna y baluarte del priismo. Es evidente que todo esto debemos tomarlo con varios granos de sal. En primer lugar, Massive Caller encierra las reservas que ya hemos mencionado. En segundo término, los datos pueden cambiar, conforme se anuncien las candidaturas, avancen las campañas y se den los debates. Por último, la maquinaria local del PRI, aunque se roben el dinero que ellos mismos –cuales buenos antropófagos– a su vez le roban a los contribuyentes, es poderosa en ciertos estados (ya no en todos). En otras palabras, estas cifras no pueden ser vistas como definitivas. Pero sí reflejan una tendencia. He oído hablar de algunas otras encuestas que en diputados le dan al PRI 11%. No hablemos del candidato presidencial. Si el PRI no logra arrebatar ni una gubernatura; si cae de cincuenta y cinco senadores a menos de veinte, y si en diputados apenas araña un veinte por ciento, estaremos atestiguando algo nunca visto: la desaparición del “partidazo”. Creo que es prematuro anunciarlo, y mucho menos creerlo. Pero hay datos duros que lo insinúan. De ser ciertos, lo último que importa es la elección presidencial”.
http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/jorge-g-castaneda/el-pri-en-el-senado
AMLO 39%, Anaya 29%, Meade 22%
Leo Zuckermann escribe en Excélsior acerca del estatus de las más recientes encuestas rumbo a la presidencia: “Todavía falta mucho en la competencia presidencial. Apenas vamos en el minuto diez del primer tiempo. El 30 de marzo comenzarán, ahora sí, las campañas sin ningún tipo de restricciones absurdas como las que tenemos ahora. El llamado periodo de intercampañas ha favorecido al líder en la competencia presidencial. López Obrador se ha afianzado en el primer lugar con el 39% de las intenciones de voto efectivas (descontando la “no respuesta” en las encuestas). Esto de acuerdo al Modelo Poll of Polls (MPP) desarrollado por Javier Márquez y publicado en oraculus.mx, sitio especializado en elecciones en México. Diez puntos atrás, con el 29% de las preferencias efectivas, se encuentra Ricardo Anaya. Antes de comenzar el periodo de intercampañas estaba a ocho puntos de López Obrador. Ya más lejano, en el tercer sitio, aparece José Antonio Meade con el 22% de las intenciones de voto efectivas. Se ha alejado mucho de Anaya (está ahora a siete puntos porcentuales) y de López Obrador, quien le lleva 17 puntos de ventaja. En pocas palabras, estas últimas semanas —en las que supuestamente no hay campañas, pero sí hay, porque así es nuestra estúpida ley electoral—, AMLO ha ganado algo de terreno, Anaya dejó de crecer y bajó un poco y Meade siguió cayendo. ¿Quiere decir esto que López Obrador ya ganó? De ninguna manera. Todavía falta, además, que se defina el voto de los indecisos. De acuerdo con el MPP de oraculus.mx, hay un promedio de 20% de mexicanos que no responde la pregunta electoral en este momento. ¿Qué va a pasar con este segmento? ¿Saldrán a votar o se abstendrán? ¿Votarán igual que los que ya se decidieron o de manera diferente? El hecho es que todavía hay muchos mexicanos —me incluyo— que no saben cómo votar. Eso puede acabar definiendo el resultado final de la elección… (…) ya abrieron los mercados de apuestas por internet de la elección presidencial mexicana. Ayer en la noche, en predictit.org, le estaban dando un 58% de probabilidad a AMLO de ganar la elección, un 38% a Anaya y, un 14% a Meade. El mercado, hay que reconocerlo, todavía tiene que generar una mayor liquidez. Las predicciones tienden a ser más precisas entre más gente apueste su dinero. Los actuales momios, sin embargo, demuestran que los apostadores piensan que la elección está más cerrada de lo que indican las encuestas (el MPP actual de oraculus.mx se calcula a partir de las últimas ocho publicadas). Para quienes están arriesgando su dinero con el fin de predecir el resultado de la elección presidencial mexicana, este arroz no se ha cocido; pues claro, si apenas está comenzando la cocción”.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/leo-zuckermann/2018/03/12/1225720
Renuncia al financiamiento público de campaña
En Frentes Políticos de Excélsior se escribe lo siguiente: “Margarita Zavala, candidata independiente a la Presidencia, anunció su renuncia al financiamiento público que le corresponde. Al quedar registrada ante el INE, Zavala dijo que quiere demostrar que se puede hacer política de forma diferente alejada del dinero público. El consejero Benito Nacif le recordó que su registro está supeditado a la validación de firmas que logró. Zavala aseguró que con el apoyo ciudadano ganará la elección. Dos preguntas: ¿por qué no mostraba el mismo discurso de austeridad cuando su esposo, Felipe Calderón, detentó el poder en México? ¿En verdad piensa que es la mejor opción de los independientes?”
http://www.excelsior.com.mx/opinion/frentes-politicos/2018/03/12/1225725
El cártel del sexenio y la tragedia de Jalisco
Carlos Puig escribe sobre al narcotráfico y el estado de Jalisco: “Así lo dio a conocer el gobernador de Jalisco ayer en la mañana: “En una acción coordinada con el Ejército Mexicano, la Policía Federal, la PGR y la Fiscalía General del Estado, hoy a las 7:30 a.m. intervenimos la policía municipal de San Pedro Tlaquepaque con la finalidad de reevaluar a sus elementos, ante la sospecha de posibles infiltraciones del crimen organizado. Hacer esto representa una medida contundente frente a la inseguridad que padece la metrópoli”. No es poca cosa. Parte de la zona metropolitana de Guadalajara, en Tlaquepaque viven unas 700 mil personas. Hace unas semanas supimos que fueron policías de Tecalitlán quienes entregaron al crimen organizado a unos italianos que siguen desaparecidos. En ese municipio también se intervino a la policía. En los últimos seis meses, ha sido liberado un puñado de presuntos integrantes del primer círculo de mando del cártel de Jalisco Nueva Generación de cárceles en dicho estado, algunos con decisiones extrañas —uso un eufemismo— por parte de jueces federales y locales del Estado. En este 2018, el número de homicidios ya rompió récord en comparación con cualquier otro inicio de año desde que se llevan este tipo de estadísticas. “Vienen días complicados. No les miento: la ola de violencia no va a terminar”, había dicho la semana pasada el gobernador. Cuando se escriba la historia de la violencia de este sexenio tendrá un nombre: cártel de Jalisco Nueva Generación. La organización criminal que ha aprovechado la debilidad de otras organizaciones para ocupar territorio y acaparar negocio. Según un documento del gobierno federal dado a conocer el año pasado por Denise Maerker en Punto, Nueva Generación tenía presencia en 17 estados y es la organización más potente del país. En enero pasado, recién desempacado en la Secretaría de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, declaró al cártel Nueva Generación como el objetivo prioritario de la administración. Por lo que vemos, tal vez esta declaratoria llega tarde para Jalisco. Dijo ayer el gobernador: “Hace unos días hablé con claridad sobre la situación de seguridad que se vive en nuestro estado. Que una autoridad diga las cosas como son es un principio fundamental para generar confianza entre la sociedad y el gobierno. Sé que a muchos les puede extrañar una postura franca; sin embargo, es preciso decir que el país padece una ola de violencia sin precedentes”. Esto a ocho meses de que se cambie gobierno en el Estado y el país”.
SCJN va en serio respecto a Ley de Propaganda Gubernamental
En la columna Trascendidos de Milenio, escribe lo siguiente: “Que la Suprema Corte de Justicia de la Nación va en serio en la decisión de que el Senado y la Cámara de Diputados concreten la Ley de Propaganda Gubernamental, pues el Poder Judicial ya mandó el primer apercibimiento a la diputada Paloma Guillén, presidenta de la Comisión de Gobernación. En el caso del Senado, dice el vicecoordinador de PT-Morena y presidente de la Comisión de Radio y Televisión, Zoé Robledo, no ha ocurrido dicha situación, pero sí le pedirán a ese tribunal que envíe el fallo relativo al derecho de réplica, porque quienes están en falta son los ministros…”.
http://www.milenio.com/firmas/trascendio_nacional/Trascendio_18_1137666241.html
@loscabareteros